Los activos son elementos fundamentales en la contabilidad de las empresas ya que intervienen, junto a otros factores, en la elaboración de los balances e informes sobre la situación patrimonial de un negocio. Dentro de los distintos conceptos de contabilidad os hablamos ahora de el activo.
Resulta algo indispensable saber en qué consisten los activos y qué características poseen, así como su correcta distinción con otros términos que también participan de estas operaciones, como son el pasivo o el patrimonio. Por ello, en este artículo os explicaremos todo lo que debéis saber sobre qué es un activo en el entorno de la contabilidad.
Qué es un activo
En el entorno de la contabilidad se denomina “activo” a la totalidad de recursos de que dispone una empresa para llevar a cabo sus operaciones. Representa todos los bienes y derechos que son propiedad de la empresa, ya sean con fines comerciales como utilitarias. Así como también aquellos de los que se espera obtener un beneficio en el futuro. La empresa ha de poder controlar ese bien para que se considere un activo suyo, mas no tiene por qué ser propietario del mismo (por ejemplo, una empresa con los derechos de explotación de una carretera del estado no es propietaria de la carretera, pero la carretera será un activo suyo ya que le produce unos beneficios).
Por lo tanto, por ejemplo, en un supermercado los activos serían desde los productos a la venta o en stock, a las estanterías, las máquinas para cobrar, el dinero que hay en ellas y el propio local en sí.
Los activos además pueden valorarse, esto hace referencia a la asignación de un valor monetario. Y para hacerlo pueden seguirse multitud de criterios distintos, como:
- El coste histórico, el precio de adquisición o lo que costó producirlo.
- El valor actual.
- Los costes de venta.
- El valor razonable, el valor por el que podría ser intercambiado el activo.
- El coste amortizado, el importe por el que un activo fue valorado inicialmente, pero sin contar los reembolsos que hubiera producido.
- O el valor en uso, el importe que la empresa considera que podría obtener de vender en ese momento el activo en cuestión.
Características de los activos
Los activos son parte de las cuentas de patrimonio, que se encuentran en el lado positivo de la posición de patrimonio . Estos se clasifican en orden decreciente de liquidez, es decir, de aquellos que se pueden convertir más rápidamente en medios monetarios a aquellos que se pueden convertir menos rápidamente.
Además de que el activo es propiedad de una organización y es medible monetariamente, para reconocerlo, es necesario identificar dos actividades en esencia: son el resultado de transacciones pasadas y generan beneficios económicos futuros.
Un activo debe ser el resultado de una transacción pasada, es decir, ese activo se adquirió, en la mayoría de los casos, mediante una compra o su producción.
Hay otros casos en los que hay una transacción, pero no necesariamente a través de una compra o producción, como recibir donaciones.
Un activo también debe proporcionar un beneficio económico, esto significa que debe generar potencial para contribuir, directa o indirectamente, al flujo de caja de una empresa.
Para que estos activos generen riqueza para una empresa, existen actividades relacionadas con estos que son capaces de proporcionar beneficios tales como:
- uso en la producción de bienes o servicios;
- cambio por otros activos;
- utilizar para reducir una responsabilidad o distribuir a los propietarios de la organización.
Tipos de activos
Al clasificar los activos se suelen distinguir dos grandes tipos: los llamados activos corrientes, o circulantes, y los activos no corrientes, o no circulantes o fijos.
Activos circulantes
Los activos circulantes o corrientes se refieren a aquellos elementos que se espera vender o consumir a lo largo de un ejercicio económico, lo que se entiende como un periodo de un año de actividad empresarial. Serían ejemplos de activos circulantes la cantidad de dinero en caja, las facturas pendientes de cobro, o las existencias de una tienda.
Los activos circulantes son además, aquellos que tienen mayor liquidez, es decir, son los activos que pueden convertirse en medios monetarios más rápidamente.
A los ejemplos antes mencionados podemos sumar además: el efectivo, las cuentas bancarias, las inversiones financieras, las cuentas por cobrar, los inventarios, los productos sin terminar, los gastos prepagos, las reservas de efectivo,los depósitos bancarios, los bienes, las materias primas, inversiones a corto plazo y por último, los bonos.
Para caracterizarse como activo circulante, es necesario seguir los siguientes criterios: la conversión a medios monetarios debe realizarse dentro de los 12 meses posteriores a la fecha del balance general o durante todo el ciclo operativo de la compañía; tiene el propósito de ser negociado; y eso es efectivo o efectivo equivalente.
Este tipo de activos se pueden dividir en tres subtipos:
- Disponible: Se refiere al efectivo metálico, como el dinero depositado en las cajas de la empresa, las cuentas bancarias a su nombre, etc.
- Realizable: Son los bienes capaces de ser convertidos en inversiones mediante un proceso diferente de e independiente a aquel al que se dedica la empresa. Podrían ser acciones de otras empresas y derechos de cobro, o facturas por venta de algún producto, efectos comerciales a cobrar, etc.
- Existencias: Son elementos o bienes que, siendo el producto de la empresa, se necesitan para generar actividad comercial. Como productos terminados, mercaderías de almacén, etc.
Activos no circulantes
Por otro lado, el activo no circulante o no corriente se utiliza para designar a aquellos elementos que la empresa adquiere no por su valor económico, sino por interés útil. En este caso hablaríamos, por ejemplo, de mobiliario, infraestructuras, tecnología, maquinaria o herramientas de la empresa.
Son además un tipo de activos que tienen una permanencia a largo plazo en una empresa, siendo responsables del funcionamiento normal de la organización.
Permanecen en una entidad más allá del tiempo de ejercicio, ya que su liquidez es menor, es decir, tardan más en monetizarse.
Los activos no circulantes o no corrientes se pueden dividir en cuatro grupos :
- Realizable a largo plazo
- Inversiones
- Activos fijos
- Intangible
Cada uno de ellos os los vamos a explicar con más detalle a continuación.
Activos realizables a largo plazo
Como su nombre lo indica, los activos a largo plazo están relacionados con los activos y derechos de la empresa cuyas realizaciones tendrán lugar a largo plazo, es decir, después del final del año fiscal.
Además de este factor, las cuentas de derechos sin vencimiento también forman parte del grupo de activos a largo plazo, ya que en contabilidad, cuando no se determina el tiempo de vencimiento, significa ser a largo plazo.
Ejemplos de este tipo de activos de la empresa son: inversiones financieras a largo plazo, depósitos bancarios a largo plazo, cuentas por cobrar a largo plazo, gastos anticipados a largo plazo, préstamos, anticipos o ventas, préstamos obligatorios, entre otros.
Inversiones
Las inversiones como un subgrupo de activos no corrientes se clasifican como inversiones de capital e inversiones permanentes. Su objetivo es generar ingresos para la empresa, siempre y cuando estos activos y derechos no estén destinados a mantener las actividades de una organización.
Los ejemplos de este subgrupo pueden definirse como: obras de arte, inversión en oro, propiedades de inversión, terrenos y propiedades para uso futuro, inversiones en asociadas, intereses en otras compañías, entre otros.
Activos fijos
Las propiedades, planta y equipo son los activos y derechos permanentes responsables del mantenimiento de las actividades normales de una empresa. Son bienes tangibles, es decir, bienes físicos que de hecho se necesitan o se requieren para poder formar la empresa.
Existen cuatro requisitos para definir un activo como activo fijo:
- ser mantenido por una organización para su uso en la producción o venta de bienes o servicios, para alquiler o para fines administrativos;
- ser utilizado por más de doce meses;
- generar beneficios económicos para la organización;
- ser medible
Ejemplos de propiedades, planta y equipo son: bienes raíces, terrenos, edificios, maquinaria y equipo, muebles y accesorios, vehículos, herramientas, entre otros.
Intangible
Los activos intangibles son intangibles, es decir, que no son capaces de verse o tocar, que no tienen existencia física. Estos están destinados a mantener las actividades de una empresa o se llevan a cabo con ese fin.
A pesar de no tener un carácter físico, los activos intangibles tienen valor económico y contable. Un activo intangible solo se reconoce si los beneficios que genera en el futuro están a favor de la organización, y si es posible medir el costo del activo.
Ejemplos de activos intangibles son: software, fondo de comercio adquirido, marcas registradas, patentes, derechos de explotación de servicios públicos, licencias, derechos de autor, entre otros.
Medición del costo de los activos intangibles
Para medir el costo de los activos intangibles, se determina la forma en que se adquirió el activo: por separado o mediante una combinación de negocios.
Costo por adquisición separada: el precio pagado por la entidad cuando compra por separado un activo intangible refleja su expectativa sobre los posibles beneficios económicos esperados, incorporados al activo.
Además, el costo de los activos intangibles adquiridos de esta manera incluye:
- El precio de compra, más los impuestos de importación y los impuestos no recuperables sobre la compra, después de deducir los descuentos y rebajas comerciales;
- Cualquier costo directamente atribuible a la preparación del activo para el propósito propuesto.
Costo por adquisición en una combinación de negocios : el activo intangible adquirido de esta manera debe valorarse utilizando la metodología del valor razonable en la fecha de adquisición. Esto refleja las expectativas del mercado en la fecha de adquisición con respecto a la probabilidad de generar beneficios económicos a favor de la empresa.
Comprender qué son los activos de una empresa y su clasificación puede ser una tarea complicada que requiere profesionales competentes que conozcan las características y requisitos contables y fiscales de cada activo.
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Diferencias entre activo, pasivo y patrimonio
Activo, pasivo y patrimonio son los tres componentes que forman el llamado balance general o balance de situación. Esto último es como una especie de radiografía total de la empresa en un determinado momento, dónde se representan sus posesiones (los activos), sus deudas y su capital total.
El activo ya lo hemos definido, pero veamos ahora los otros dos conceptos con más detalle.
En contabilidad se le denomina “pasivo” al total de deudas y obligaciones (también llamado “pasivo exigible”) contraídas por la empresa a terceros, como proveedores o entidades bancarias, así como los fondos propios (referido como “pasivo no exigible”). El pasivo exigible además puede ser a largo plazo, cuando vence en más de un año, o a corto plazo, cuando vence en menos de un año.
Mientras que el “patrimonio” se emplea en la contabilidad para referirse a la suma de las aportaciones de los propietarios o socios de la empresa a la que se le suman los resultados de operación de la empresa, los beneficios. En jerga de contabilidad, el patrimonio es el capital social más las utilidades y menos las pérdidas.
Sabiendo todo esto podemos ver que, si sumamos el patrimonio y el pasivo, obtenemos lo que se denomina como el origen de los medios financieros de una empresa, su estructura financiera. En cambio, el activo equivale al destino de esos medios financieros, es la estructura económica de la empresa. Y, siendo así, se dice que hay un “equilibrio patrimonial” cuando en una empresa la estructura económica, el activo, y la estructura financiera, el pasivo y el patrimonio, suman lo mismo. A esto también se lo denomina “ley de igualdad de activo y pasivo”.
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muchas gracias