Los contratos son el documento que nos permite poder asegurarnos que todas las partes contratantes cumplen con lo que se especifica en el contrato en sí, pero existen de muchos tipos, y si bien por ejemplo tenemos los contratos de confidencialidad, que pueden servir para proteger información o también a una persona, más conocidos o más usados son los contratos mercantiles, que se generan en el entorno laboral. Veamos a continuación qué es un contrato mercantil y cuáles son sus ventajas.
El contrato mercantil que es aquel que se firma entre empresas, o por ejemplo entre una empresa o autónomo, de modo que podemos ver a continuación en qué consiste y si existen distintos tipos de contratos mercantiles. Veamos con más detalles cómo son, para qué sirven exactamente y qué ventajas tienen.
Qué es un Contrato Mercantil
A diferencia de un contrato laboral, el contrato mercantil es el que se establece, con fines económicos, entre dos personas físicas o jurídicas; de modo que serán los contratos que se van a producir entre dos empresas o entre una empresa y un autónomo.
Cuando se produce un contrato mercantil
Aunque los autónomos trabajan por cuenta propia y facturan a las empresas, existen ocasiones en las que la empresa en cuestión verá más factible el contratar al autónomo o establecer un contrato con otra empresa.
Pero eso sí, para que se produzca este tipo de contrato el autónomo hará un cálculo a partir de los costes de trabajo de los servicios que deba prestar a la empresa para luego añadir también margen de beneficios y hacer un presupuesto que le permita la viabilidad de su actividad profesional.
Cómo se diferencia del contrato laboral
El contrato mercantil relaciona a dos empresas, o empresa y autónomo, con el fin de adquirir sus servicios, pero no como un trabajador asalariado si tenemos en cuenta que a quien contrata la empresa no deja de ser un profesional por cuenta propia que estará dado de alta en el RETA (Régimen General de Trabajadores Autónomos) de modo que no forma parte de la empresa.
En cambio laboral es el contrato que se establece entre empresa y trabajador y este, acaba siendo un asalariado de la empresa.
Tipos de contratos mercantiles
Los contratos mercantiles no son todos iguales y aunque la gran mayoría de ellos corresponden al servicio que haga un autónomo a una empresa, lo cierto es que podemos encontrar aquellos que se dividan en función de si tenemos que hacer una compraventa, o si corresponden a una determinada actividad.
Estos son los distintos tipos de contrato mercantiles:
- Contrato de compraventa mercantil.
- Contrato de franquicia.
- Contrato de agencia.
- Contrato de permuta mercantil.
- Contrato mercantil de transporte terrestre.
- Contrato de seguro.
- Contrato de comisión mercantil (y otras formas de mandato mercantil).
Contrato de agencia. - Contrato de leasing
- Contrato de depósito mercantil (así como los diversos contratos bancarios).
- Contrato de préstamo mercantil (incluyendo el préstamo con garantía de valores).
- Contrato de afianzamiento mercantil.
- Contratos especiales del comercio marítimo (contrato de fletamento, contrato a la gruesa y contrato de seguro marítimo).
- Contratos “de compañía” (o “de sociedad”).
- Contrato de cuentas en participación.
Características de los contrato mercantiles
Los contratos mercantiles, escritos o verbales, tienen que cumplir una serie de requisitos o condiciones para que se produzcan y estos son:
- Consentimiento de las dos partes implicadas, libre de vicios.
- Que ambas partes contratantes tengan capacidad legal con el fin de poder ejercer por sí mismas sus derechos
- Que el objeto o servicio de contrato sea lícito y no quiebre las leyes vigentes.
Elementos que debe contener todo contrato mercantil
En cuanto a los elementos que debe contener un contrato mercantil, tenemos que decir que habrá una serie de cláusulas y entre estas tendríamos:
- Que haya una identificación por parte de las partes implicadas. Con todos los datos completos, es decir con el NIF y domicilio, de la empresa y autónomo que firman las dos partes.
- Que se indique cuál es el objeto de contrato. Es decir, qué motivo, cosa o servicio existe para que se firme ese contrato.
- Que existan obligaciones de las partes. Dado que cad auna de las partes se deben comprometer a asumir sus obligaciones y las consecuencias en el caso de que no se cumplan.
- La duración del contrato. Señalando tanto la fecha de inicio como la de final. Aunque en ocasiones y si ambas partes así lo consideran es posible que el contrato no tenga una fecha sino que sea indefinido.
- La manera de pago. Indicando cuál es el precio total del servicio, dejando claro si lleva los impuestos correspondientes, de qué manera se va a abonar y en qué plazos. Puede que en el caso de ser de empresa a empresa, el pago o el precio sea siempre el mismo, o si por ejemplo lo realiza un autónomo, el pago varíe en función del concepto de lo que factura cada mes.
- Cuál es la jornada de trabajo. De modo que si la empresa tiene libertad de horario o es necesario que desempeñe sus funciones o servicios en un horario concreto.
- Algunos contratos mercantiles, puede que tengan reflejado también los términos de la solución de controversias como por ejemplo incluir una cláusula de arbitraje o también una cláusula de finalización de contrato en caso de que haya cualquier tipo de incidencia por parte de alguna de las dos partes.
Cuáles son las ventajas de un Contrato Mercantil
Aunque un contrato mercantil no deja de tener vigencia como cualquier otro contrato y ambas partes tienen un compromiso, lo cierto es que existen algunas ventajas al establecerlo.
De este modo, la empresa o empresario no tiene que cotizar por el trabajador pero además, tampoco deberá pagar sus servicios a través de una nómina mensual.
Por otro lado, la empresa pagará al trabajador autónomo a través de una factura que este recibir cuando acabe el trabajo, marcando con la cantidad económica exacta que habrá costado todo el trabajo, para que le sea abonada.
Con los ingresos que obtiene, como cuando factura para el resto de empresas, el autónomo tendrá que cumplir con sus obligaciones de cotizar a la Seguridad Social y pagar sus impuestos, de modo que la empresa en cierto modo se «ahorra» el gasto que supone tener a un trabajador contratado. Por otro lado, el autónomo no solo se asegura tener un trabajo «fijo».
Los contratados son además sus propios «jefes» ya que aunque en realidad están trabajando para la empresa con la que hayan firmado el contrato mercantil, la persona no deja de ser un trabajador autónomo, por lo que puede establecer su propio horario o las pautas que debe seguir para llevar a cabo su trabajo. Además, se suele decir que los contratos mercantiles propician mayores beneficios a las dos partes que lo firman. Por un lado, la empresa contratante se asegura que la contratada realizará su trabajo en el plazo establecido. Por otro lado, la empresa o autónomo contratado, puede establecer lo que va a cobrar aumentando beneficios cada vez que renueve el contrato mercantil.
Pero eso sí, con un contrato mercantil estarás la empresa declarará los pagos hacia tu persona como forma de justificación de salida de capital o gastos de «contratación». De modo, puede que depende de como sea la empresa que contrata, y si no has leído la «letra pequeña» del contrato, tarde o temprano te llegue una reclamación de hacienda o de la seguridad social en la que te soliciten los pagos atrasados de seguros o sencillamente reclamándote una explicación de un cobro que quizás no has justificado.
¿Podemos decir entonces que un contrato mercantil beneficiará más a la empresa que al autónomo? Pues básicamente sí, dado que los autónomos van a tener que justificar sí o sí lo que hayan ingresado, mientras que la empresa recibirá un servicio sin tener que cotizar por ti, aunque también tenga su obligación de justificar el pago que te hagan.